Andar en tren
Le dije al Búho Medina que uno de mis sueños es andar en tren.
Y como mi amigo sabe muchas cosas, me respondió: "No es raro que tengas ese sueño. Mucha gente soñó lo mismo a inicios del siglo XIX y gracias a eso, comenzó la historia del ferrocarril en Chile, con la construcción de una línea férrea que unió Copiapó y Caldera".
"Ese fue solo el comienzo. Nuevos tramos se fueron añadiendo, de forma interrumpida (construir obras de ingeniería de esa envergadura era muy caro), hasta que el 23 de noviembre de 1913 cruzó nuestro país el primer tren longitudinal que unía Chile de Norte a Sur. ¡Todos los chilenos se pusieron muy contentos!", agregó.
El Búho me contó que la finalización de la red ferroviaria longitudinal -8.883 kilómetros de vía férrea- además de ser una de las más grandes obras de ingeniería construidas hasta ese momento en Chile, fue muy importante porque fomentó el desarrollo de los pueblos y ciudades.
"Las estaciones y los trenes se volvieron un espacio de encuentro para las diversas clases sociales. Y es que la llegada y la salida de los pasajeros a las estaciones creaba un ambiente ideal para la oferta de mercancía y nuevos servicios", dijo.
La Mariposa que escuchaba atenta, nos dijo que si queríamos conocer mejor su historia, podríamos ir juntos a la Sección Revistas de la Biblioteca Nacional y pedir algunos ejemplares de la revista "En Viaje", una famosa publicación que durante cuarenta años estuvo a cargo de Empresa de Ferrocarriles del Estado.
Fuimos a ver la revista y aprovechamos de hacer un viaje en un tren imaginario.
¿Quieren saber todo lo que descubrimos en nuestro paseo por el mundo de los trenes?
Memoriosa.
*Portada revista "En viaje", n° 123-128, enero-junio, 1944. Colección Biblioteca Nacional de Chile. / Disponible en Memoria Chilena.