Viaje por el universo
Me encanta mirar las estrellas, porque creo que muchos otros niños las están mirando al mismo tiempo que yo desde distintos lugares de la tierra.
Me encanta mirar las estrellas, porque creo que muchos otros niños las están mirando al mismo tiempo que yo desde distintos lugares de la tierra.
Me encanta mirar las estrellas, porque creo que muchos otros niños las están mirando al mismo tiempo que yo desde distintos lugares de la tierra.
Pero, ¿sabían ustedes que el cielo que vemos en el verano no es el mismo que vemos en invierno? ¿Y que las estrellas que se ven en el norte no son las mismas que se ven en el sur?
Me lo explicó la Mariposa, que muchas veces se guía por las estrellas cuando vuela de noche.
Les haré un resumen de lo que me dijo:
La estrella más próxima a nosotros es el Sol y nuestro planeta, la Tierra, orbita en torno a él. Nuestra estrella, el Sol, posee nueve planetas que partiendo del Sol se encuentran sucesivamente en el siguiente orden: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.
Desde tiempos inmemoriales, viajeros como la Mariposa, navegantes, pastores y agricultores se dieron cuenta de que había fenómenos que se asociaban a la visibilidad de ciertas estrellas en el cielo, un conjunto de estrellas se asociaba al verano y otro al invierno, por ejemplo. Este conocimiento se fue acumulando en las distintas culturas que proyectaron sobre el cielo dibujos que hoy se conocen como constelaciones. Estos dibujos se basaron principalmente en sus mitos.
Seguro que te estarás preguntando ¿por qué no todos vemos el mismo cielo? o ¿por qué el cielo que vemos en otoño no es el mismo que vemos en primavera? La respuesta es simple: todo en el universo está en constante movimiento ¡también nosotros!
Es por eso que si observamos el cielo durante varias noches seguidas, desde un mismo lugar, podremos ver que el cielo cambia (no se ven las mismas estrellas o estas no aparecen cada noche a la misma hora). Esto se debe a los movimientos de nuestro planeta (rotación cuando la Tierra gira en torno a un eje imaginario y traslación cuando da la vuelta en torno al Sol).
"Las estrellas situadas al otro lado del Sol nos resultan invisibles, pero el desplazamiento de la Tierra en torno al Sol nos permite observarlas seis meses más tarde" me explicó la Mariposa.
"Recuerda que en un punto dado no se puede observar todo el cielo. Para descubrirlo completo sería necesario desplazarnos por todo el planeta. ¡Sería un viaje fantástico!", agregó.
Cuando me despedí de la Mariposa me quedé pensando en la relación del hombre con el cielo y descubrí muchas cosas. Por ejemplo que los antiguos navegantes dejaron valiosos libros llamados Cosmografías, donde detallan cómo la observación astronómica fue primordial para su oficio. Algunos de esos libros se encuentran en mi casa, la Biblioteca Nacional.
También descubrí que uno de los sueños más grandes del hombre ha sido conocer qué es lo que hay más allá de nuestro planeta. Fue por eso que el hombre llegó a la luna y hasta el día de hoy sigue viajando por distintos lugares de nuestro sistema solar.
Y que en el desierto de Chile hay una verdadera ventana al universo. Se llama ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) y en ese lugar vive una amiga mía, muy simpática, llamada Talma. Ya se las presentaré.
Bueno, amigos, no nos demoremos más ¡comencemos nuestro viaje por el universo!
*Imagen: El Mercurio de Antofagasta, 21 de julio de 1969. Colección: Biblioteca Nacional de Chile.