Carlos Hermosilla nació en el Cerro Alegre de Valparaíso, en 1905, y creció observando los cerros de la ciudad y cómo su padre hacía con mucho cuidado, grabados en litografía.
Al crecer, Hermosilla se convirtió en grabador, gracias a la enseñanza de su padre, y se interesó en dibujar y grabar lo que podía ver con sus propios ojos. Fue por esto que dejó hermosos grabados de pescadores, lavanderas y paisajes porteños. Y como le interesaba ser fiel a lo que veía, Hermosilla dejó también grabados tristes, de niñas y niños que vivían en las calles de Valparaíso.
Aunque Hermosilla exploró todo tipo de grabados, se especializó en el linóleo, que es un material más blando que otros de los usados tradicionalmente para grabar, como la madera, lo que le permitió hacer obras llenas de detalles. En los rostros hechos por Hermosilla, se pueden ver todo tipo de gestos, como el cansancio, la pena o la alegría.
Tan talentoso llegó a ser Hermosilla, que en 1939, fue nombrado profesor de grabado de la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar y enseñó a muchos estudiantes el arte del grabado.
Espero que les gusten los grabados de Carlos Hermosilla que elegí para ustedes.
Memoriosa.